Las heladas tardías que hubo en gran parte del país, entre el 31 de octubre y el 1° de noviembre, hicieron estragos en varias partes del país, sumado a la sequía que se viene dando en los últimos meses.
Lucas, que trabaja junto a su familia, lo sufrió en carne propia en su finca situada en el este de Mendoza, donde está la mayoría de la superficie viñatera de la provincia.
Según nos contó, perdió el 90% de las 30 hectáreas de vid. Además, afectó otras producciones alternativas que tiene en su finca de olivos, membrillos, duraznos y ciruelas.
La indignación de Luquitas es contra el Departamento General de Irrigación, que provee el agua para regar los cultivos. “No nos quisieron dar el agua, sabiendo que venía un frente de heladas muy fuerte. Hacía mucho que no regaban el suelo, por lo que estaba muy seco. Y como no había mucha humedad, las heladas afectaron aún más”, nos contó.
Sumado a esto, desde el organismo le dieron el agua al día siguiente de la inclemencia climática cuando la vid ya estaba quemada.
“Si nos hubiesen dado el agua de riego con anticipación, el daño no hubiese sido de la misma magnitud y se podría haber evitado estos daños y no estaríamos tocando nuevamente el bolsillos a los argentinos para subsidios y créditos blandos”, remarcó sobre los anuncios del ministro de Economía, Sergio Massa, quien prometió ayuda para los productores afectados.
“No vamos a tener materias primas para los vinos, por lo que se complica el mercado. Va a haber poca materia prima disponible. Y las bodegas grandes son más fuertes para negociar. Este año va a ser una guerra de la demanda de uvas. Poca oferta y mucha demanda, y las grandes siempre ganan”, detalló.
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