Bien entrada ya la primavera, cuando la temperatura supera los 16º, comienza la floración de la vid, que no es otra cosa que la apertura de la flor con el desprendimiento de la corola y la final fecundación.
Cambios en la vid durante la floración
Durante la floración de la vid, caen los gránulos de polen sobre la superficie rugosa del estigma y, gracias al líquido azucarado que este segrega, germinan los óvulos fecundados, crecen y se constituyen los granitos de uva. Al producto de la fecundación se le suele llamar cuajado, que no es otra cosa que la transformación de la flor en fruto. La floración de la vid comienza en mayo, cuando aparecen los embriones de las flores, y culmina en junio. Las flores son blancas y minúsculas y el clima se convierte en un factor decisivo para su crecimiento. Esta es la época en la que los viticultores están más pendientes del tiempo, temiendo a la lluvia y agradeciendo los días soleados.
Cuidados durante la floración de los viñedos
La floración de la vid es uno de los momentos clave en el ciclo de vida de la planta. Es en este momento en el que se va a determinar el volumen de la cosecha y su duración será más o menos larga según el crecimiento de la planta. Uno de los peligros más acuciantes durante la floración es el corrimiento. Los viticultores llaman corrimiento a una mala fecundación de los racimos, los cuales favorecen la falta de desarrollo e, incluso, la caída de algunas bayas. Las causas pueden ser patológicas, por problemas en la polinización y fecundación, o fisiológicas, provocadas por la irregularidad en la distribución de los azúcares o, incluso, por la carencia de ciertos nutrientes como el hierro o el boro. Además, este fenómeno se puede ver acentuado por las malas condiciones climáticas, que pueden llevar a perder la cosecha entera. Evitar que esto ocurra es la principal preocupación de los viticultores. Para ello, conviene tener en cuenta varios factores: * La fertilidad del suelo. Un suelo demasiado fértil puede ser causa de un exceso de nitrógeno, pudiendo provocar un corrimiento. Para evitarlo, es importante utilizar abonos bajos en este elemento y, así, compensar. * Densidad de plantación adecuada. Una excesiva o escasa plantación puede hacer que los recursos de nutrientes, agua y luz no se repartan de igual manera por todo el viñedo, provocando un crecimiento inadecuado de la uva. * La climatología: Este factor es, sin duda, el más difícil de controlar por la viticultura. El exceso de lluvias o las heladas tardías de la primavera pueden echar a perder una cosecha, causando serios problemas a los que de ella viven. Una vez superada la fase de la floración de la vid, llega el momento en el que las flores comienzan a dar frutos. Esto suele darse hacia finales de junio. Estos frutos se encuentran en una fase muy verde y no será hasta ya entrado el verano cuando cambien de color. Este fenómeno se conoce con el nombre de envero. La vendimia se encuentra cada vez más cerca, solo falta que las uvas alcancen la maduración justa para ser recogidas.
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