Cada primer viernes de mayo, el mundo brinda homenaje al Sauvignon Blanc. Su nombre proviene de las palabras francesas «sauvage», que significa «salvaje», y «blanc», que significa «blanca».
Aunque siempre se han destacado sus aromas herbáceos, similares al Cabernet Sauvignon, no fue hasta 1997 que se reconoció su parentesco genético, probablemente ocurrido en el siglo XVIII a través de un cruce natural con la Cabernet Franc. Además, algunos estudios lo relacionan con la Chenin Blanc y la familia de las Traminer.
Originario del suroeste de Francia, se cultiva en todo el mundo debido a sus características únicas y refrescantes. Podríamos decir que rivaliza con el Chardonnay por ser completamente opuestos en cuanto a aromas. Ofrece intensos y herbales como ruda, pis de gato, y pasto recién cortado cuando se cosecha tempranamente, junto con una alta acidez.
En la actualidad, el Sauvignon Blanc es uno de los vinos blancos más populares del mundo, con destacadas regiones productoras en Nueva Zelanda, Argwntina, Chile, Sudáfrica y California. Cada región aporta su propio carácter al vino, desde los sabores tropicales y cítricos, hasta los tonos minerales. Su versatilidad lo hace perfecto para maridar con una amplia variedad de platos, desde mariscos frescos hasta platos vegetarianos y quesos suaves. Sin duda, el Sauvignon Blanc es una verdadera joya en el mundo del vino blanco.