El mundo de las bebidas espirituosas despide a una de sus figuras más emblemáticas: Rino Dondi Pinton, creador del legendario Cynar, quien falleció a los 103 años. Su historia es un recordatorio de cómo una intuición brillante y el espíritu de innovación pueden marcar un antes y un después en la industria.
Rino Dondi, entonces joven responsable de la destilería G.B. Pezziol de Padua, tuvo la audaz idea de crear un aperitivo único con un ingrediente poco convencional: la alcachofa. Así, nació en la década de 1950 el Cynar, el primer aperitivo con sabor a este vegetal. Con su sabor amargo y versátil, esta bebida encontró rápidamente su lugar en las mesas y barras de Italia, ganando popularidad durante el auge económico de la época.
Además de su receta distintiva, el Cynar alcanzó la fama gracias a la icónica campaña publicitaria protagonizada por el actor Ernesto Calindri. Bajo el lema «contra el desgaste de la vida moderna», Calindri convirtió al Cynar en símbolo de relajación y estilo en un mundo que avanzaba a gran velocidad.
Hoy, más de setenta años después de su creación, el Cynar sigue siendo una pieza fundamental del repertorio de aperitivos, apreciado no solo en Italia, sino también en mercados internacionales. El legado de Rino Dondi Pinton es un homenaje al espíritu emprendedor y a la capacidad de transformar lo ordinario en algo extraordinario. Su fórmula, tan sencilla como ingeniosa, continúa deleitando a generaciones de amantes de los aperitivos y marcando un estándar en la tradición de la coctelería.
En un país como Argentina, donde los aperitivos también ocupan un lugar privilegiado, el Cynar ha logrado hacerse un hueco en las preferencias de los consumidores. Como amantes del buen vino y de las tradiciones que acompañan la mesa, recordemos a Rino Dondi Pinton alzando una copa de Cynar, celebrando su legado y su contribución al arte del buen beber.

El boom económico italiano, conocido como el «milagro económico» de las décadas de 1950 y 1960, transformó profundamente los hábitos de consumo en Italia, incluyendo el de los aperitivos. Durante este período de rápido crecimiento económico, el aumento del poder adquisitivo permitió a más italianos disfrutar de productos que antes eran considerados un lujo, como los aperitivos.
El Cynar, por ejemplo, se benefició de este contexto. Su popularidad creció no solo por su sabor único, sino también gracias a campañas publicitarias icónicas que lo posicionaron como una bebida moderna y accesible. Este auge económico también fomentó una cultura de socialización en bares y cafés, donde los aperitivos se convirtieron en protagonistas de momentos de relajación y encuentro.
Además, el aumento del consumo interno y la expansión del mercado permitieron que bebidas como el Cynar y otros aperitivos italianos ganaran terreno tanto en Italia como en mercados internacionales. Este fenómeno consolidó la tradición del aperitivo como una parte esencial del estilo de vida italiano