Una historia que dejó marca: el día que quisieron envenenar Romanée-Conti | El magazine de vinos, gastronomía y lifestyle para las mentes inquietas

Una historia que dejó marca: el día que quisieron envenenar Romanée-Conti

El caso conmocionó al mundo del vino y dejó una lección clara: incluso los terroirs más prestigiosos no están exentos de amenazas externas. La seguridad en las bodegas pasó a ser una prioridad y se reforzaron las medidas de vigilancia en muchos de los grandes viñedos de Europa.

Romanée-Conti sobrevivió al intento de sabotaje. Sus vides, símbolo de la elegancia borgoñona, siguen produciendo algunos de los vinos más codiciados del planeta.

Por más icónica que sea una bodega, ningún viñedo está exento de las amenazas del mundo real. Así lo vivió Domaine de la Romanée-Conti (DRC), la célebre bodega de Borgoña famosa por producir algunos de los vinos más prestigiosos y caros del mundo.

Todo comenzó una fría mañana de invierno cuando Aubert de Villaine, propietario de DRC, recibió un misterioso paquete. Dentro había un dibujo detallado de la propiedad y una nota amenazante: si no pagaba un millón de euros, el viñedo sería envenenado. De Villaine, pensando que era una broma de mal gusto, ignoró el mensaje.

Pero el chantajista hablaba en serio. Días después, llegó un segundo paquete. El mismo dibujo, pero esta vez con un círculo marcando una sección precisa del viñedo. Ochenta y dos plantas habían sido saboteadas. Dos de ellas estaban ya muertas; el resto podría salvarse con un antídoto… si se pagaba el rescate.

Alarmado, De Villaine contactó a la policía de París. Junto con agentes especializados, inspeccionaron la zona señalada. Confirmaron que las raíces de dos vides habían sido inyectadas con veneno, pero las otras ochenta no mostraban daños aún. La amenaza era real.

Aconsejado por las autoridades, el propietario aceptó negociar el pago. Prepararon un maletín con billetes falsos y organizaron una emboscada. Una docena de policías se escondió en las cercanías, listos para capturar al responsable.

El plan funcionó. El chantajista, identificado como Jacques Soltys, un francés de casi sesenta años, cayó en la trampa. Tras ser arrestado, se descubrió que también estaba extorsionando simultáneamente a otra importante bodega: Domaine Comte Georges de Vogüé.

Poco después de su detención, Soltys se quitó la vida en la celda donde esperaba su juicio.