Frescos, expresivos, frutados, ideales para acompañar las comidas o para disfrutarlos fuera de ellas: la primavera abre la temporada a esos vinos que pueden beberse un poquito más fríos. Es que es tan variada la oferta de vinos blancos, rosados y espumantes que seguramente será sencillo encontrar la ocasión para esas copas placenteras y refrescantes. Y en octubre la propuesta está enfocada en el Torrontés, esta variedad que celebra su semana y que ofrece productos de diferentes estilos para elegir los que mejor se adapten en cada ocasión.
Primaveral y fresco
El Torrontés es un vino ideal para beber fresco, todos sus aromas remiten a la primavera: frutas tropicales, ananá, pomelo, durazno y flores de verano, como el jazmín y el azahar; notas herbales y sutiles recuerdos a miel. En el paladar seduce con su agilidad, su fluidez, su frescura, el equilibrio entre el carácter dulce, la acidez y su expresión siempre frutal.
En un proceso de búsqueda, estudio e innovación las bodegas argentinas han encontrado en el Torrontés un aliado a la hora de diseñar vinos con diferentes estilos: jóvenes, con burbujas, más corpulentos y con crianza en madera, más ligeros o singulares como los llamados “naranjos” en los la piel y las semillas no sólo aportan el color característico sino que además suman taninos y cuerpo.
Perfecto para beberlo fuera de las comidas, el Torrontés demuestra que puede instalarse cómodamente en una escena que le suma frescura a cualquier tarde. Con hielo y soda, un vino joven y ligero se transforma en el cóctel casual que quita la sed y renueva una de las costumbres más argentinas. Recién salido de la frapera, el Torrontés funciona de maravillas como aperitivo y sorprende en la combinación con algunas comidas especiadas, como empanadas salteñas, picantes de pollo, quesos intensos y ciertos platos de la cocina thai e india.
Maridajes imperdibles
Maridar es combinar, se trata de probar qué sabores y qué vinos pueden fusionarse en sensaciones complementarias e incluso antagónicas para generar en la boca una experiencia única. La sommelier y comunicadora Marcela Rienzo (@marce_rienzo), fan del Torrontés declarada, comenta cuáles son sus maridajes que ama con esta variedad: “empanadas de carne picante, tacos mexicanos y locro”. Y fiel a su espíritu creativo, se anima a proponer otras formas de consumo en las que el vino puede ser el gran protagonista. Ya son famosas sus jarras, cócteles que la sommelier propone para esas ocasiones en las que una bebida refrescante da brillo a la escena. “Hay varias ideas que pueden hacerse con vinos no muy caros, secos o dulces, dependiendo del gusto de cada uno. No hay misterio ni cantidades exactas. Armalas a tu gusto, con más almíbar si te gusta el dulce, sin almíbar si te gustan las bebidas más secas. Siempre acordate de poner el hielo en los vasos, nunca en la jarra, para que no se licue la bebida”. Aquí van las sugerencias:
- Torrontés, rodajas de cítricos y hojas frescas de cedrón.
- Torrontés, agua tónica, rodajas de mango y menta.
- Torrontés, limón en cubitos, azúcar y cachaza.
La coctelería con vinos permitió descubrir un mundo de sensaciones de la mano de mixes fantásticos: con frutas, con hierbas, con soda, siempre fríos, esos “wine drinks” multiplican las posibilidades de que el vino se encuentre con más y nuevos consumidores. Y no hace falta ir a un bar de autor, la creatividad está a la orden del día cuando se combinar se trata. Para los mediodías soleados, nada mejor que un Torrontés y el toque justo de soda que no sólo le sumará frescura y efervescencia, además suavizará el alcohol hasta obtener un vino ligero, la bebida ideal para un almuerzo al que le sigue una jornada laboral.
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