Investigaciones arqueológicas, botánicas y químicas realizadas por la Universidad de Aviñón (Francia) y publicadas el 29/6/22 en la revista Plos One, arrojan luz sobre las bebidas de uva en la época romana. Se comprobó que los restos hallados en los recipientes cerámicos en el puerto San Felice Circeo (entre Roma y Nápoles) provenían de uvas de zonas cercanas, y que las ánforas estaban recubiertas por dentro de brea de alquitrán, para conservar las propiedades organolépticas y el aroma del vino.
Investigaciones arqueológicas, botánicas y químicas realizadas por la Universidad de Aviñón (Francia) y publicadas el 29/6/22 en la revista Plos One, arrojan luz sobre las bebidas de uva en la época romana. Se comprobó que los restos hallados en los recipientes cerámicos en el puerto San Felice Circeo (entre Roma y Nápoles) provenían de uvas de zonas cercanas, y que las ánforas estaban recubiertas por dentro de brea de alquitrán, para conservar las propiedades organolépticas y el aroma del vino.
Los investigadores estudiaron la brea utilizada para recubrir tres ánforas romanas de San Felice Circeo (Italia). La identificación de biomarcadores moleculares por cromatografía de gases y espectrometría de masas se combinó con evidencia arqueobotánica de polen y tejidos vegetales de flores de vitis.
Los marcadores químicos diterpénicos, junto con el polen de una especie de coníferas y la madera hallada en las cercanías, revelaron una capa de alquitrán. El polen contenía 3-zonocolpato, identificado como de vitis vinífera, junto con trazas de ácidos tartárico, málico y pirúvico, lo que expresa la naturaleza fermentada de la uva del contenido.
Las conclusiones de los científicos abren una nueva consideración sobre el uso de los derivados de la uva, prácticas conocidas pero que no han podido ser respaldadas por métodos analíticos tradicionales.
Qué descubrieron
Los marcadores químicos, junto a los residuos de tejidos vegetales y el polen encontrados en las ánforas, han sido esenciales para confirmar la presencia de derivados de la uva y del pino en las jarras.
Los autores sugieren que las ánforas se utilizaban en los procesos de elaboración de vino tinto y blanco, y que el pino servía para crear alquitrán e impermeabilizar las tinajas y quizás también para aromatizar la bebida, como se ha observado en yacimientos arqueológicos similares.
El polen de la vid coincide con el de las especies silvestres de la zona, lo que sugiere que estos bodegueros utilizaban plantas locales, aunque no está claro si éstas estaban domesticadas en aquella época. Por su parte, el alquitrán de pino no es local y, probablemente, fue importado de Calabria o Sicilia, según el estudio.
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