Una sencilla técnica para no confundir causas con efectos | El magazine de vinos, gastronomía y lifestyle para las mentes inquietas

Una sencilla técnica para no confundir causas con efectos

 

No daré aquí el remedio para una molesta tendinitis, aunque de eso si se bastante por todos mis años deportivos, pero si usted está experimentado algún problema recurrente en su organización, buscare esclarecer sus verdaderas causas y poder así solucionarlo.

Cuando enfrentamos o padecemos un problema, podemos estar tentados a confundir CAUSAS CON EFECTOS. Por lo general, los problemas se manifiestan a través de sus EFECTOS, ya que justamente lo que nosotros experimentamos son los EFECTOS de los mismos, que nos generan insatisfacción, recepción de quejas, pérdida de dinero o de clientes, bajos rendimientos de nuestros empleados, etc.

El inconveniente es que muchas veces, al intentar resolver algunos de tales problemas, confundimos las verdaderas CAUSAS que originan dichos problemas, con sus EFECTOS.

Y, como decía el slogan del anti-inflamatorio: “Si la inflamación (CAUSA) no se va, el dolor (EFECTO) vuelve”. Dicho de manera más explícita, equivale a afirmar que si no atacamos las CAUSAS que producen los EFECTOS, es decir, sus causas raíces, los mismos probablemente volverán a manifestarse. Un ingeniero japonés, Kaoru Ishikawa, nos ha legado una práctica herramienta para poder resolver los efectos –identificando y atacando sus causas-, denominada “Diagrama de Ishikawa” o familiarmente “Espina de Pescado”.

Como se aplica?
1. Seleccionar un efecto que estemos padeciendo, y colocarlo en el extremo derecho, como “cabeza” del pescado, y luego trazar una línea a modo de “espinazo principal o columna vertebral” que finalice en la cabeza. Es importante aclarar que, para que la herramienta sea realmente aprovechable, el efecto (o problema) debe estar adecuadamente definido, de modo concreto y específico, sin ambigüedades.
2. Identificar las “categorías” principales dentro de las cuales se podrían agrupar las causas que producen tal efecto. Estas “espinas principales” se dibujan como líneas que apuntan a la “columna vertebral”, formando un ángulo de unos 70º.
Por supuesto, no siempre será necesario generar todas y cada una de estas espinas principales, y se pueden utilizar algunas diferentes. En cualquier caso, se recomienda aplicar sentido común y determinar para cada caso cuántas y cuáles colocar.
 
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3. Colocar, para cada una de las “espinas principales”, determinadas líneas inclinadas (“espinas”) que serán las causas más profundas que ayuden a explicar distintos matices de las causas principales. Por supuesto, cuando una causa sea todavía un tanto amplia o compleja podrá ser descompuesta en “sub-causas”, las cuales se ubicarán en nuevas espinas (“espinas menores”), las que confluirán en las espinas correspondientes a las espinas principales.