Luego de dos años del impasse forzado por la pandemia, Prowein volvió a abrir sus puertas para que productores, distribuidores, importadores y trade del mundo del vino y la gastronomía nos encontremos y hagamos negocios juntos, este año mas de 100 productores Argentinos viajaron a PORWEIN. En esta 27° edición, la cita fue del 15 al 17 de mayo en lugar del clásico mes de marzo; y este pequeño ajuste de fechas, para quienes estamos en el hemisferio sur fue muy conveniente, pues además de los comerciales muchos enólogos pudieron hacerse presentes porque la vendimia había terminado.
Lo importante es sembrar y pensar en el mediano-largo plazo. Sabemos que para construir vínculos nuestro aliado es el tiempo, y entendiendo a los países europeos que respiran la cultura del vino desde siempre, percibimos que ellos también se mueven comercialmente a través de él.
Constantemente aparecen nuevos importadores, aunque lo que tienen trayectoria se toman el tiempo para elegir, entender qué vino necesitan para cubrir un hueco en su portfolio o bien pensar qué tendencia del mercado puede convertirse en una oportunidad. Muchas veces sucede que el primer año visitan tu stand, te conocen, al siguiente generan una reunión y vuelven a probar tus vinos, te siguen hasta que finalmente cierran una venta cuya conversación quizás, se inició dos, tres o hasta cuatro años antes. Nuestra reflexión es que esta modalidad que venimos observando muestra cómo el importador busca asegurarse por un lado la trazabilidad, sobre todo en el Nuevo Mundo con la gran cantidad de productores emergentes; y por el otro lado que sean bodegas que existen, que tienen su historia y especialmente, que invierten en los mercados.
Esta edición nos hizo sentir una buena energía en el ambiente, la del reencuentro, que nos llevó a reconfirmar que el vino se vende en muchos casos a través de nuestras relaciones interpersonales. Volver a ver caras amigas, retomar conversaciones, afianzar relaciones, presentar etiquetas y nuevas cosechas.